Desobediencia Cibernética

Desde la declaración de la pandemia y las consecuentes cuarentenas declaradas por los estados se han legitimado rápidamente las medidas de control cibernético. Estas posibilidades tecnocráticas ya existían, estaban allí, esperando la oportunidad para ser puestas en marcha.

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imagen por librenauta

VETe

Crónica de la implementación de controles clasistas en el partido de Balcarce.

El día 9 de abril asistí a un censo que resultaría en cacería de gerontes y trabajo sucio de yuta de la salud (ad honorem) para recopilar información al servicio del gobierno municipal. Al principio me comunicaron que íbamos a hacer un relevamiento para ver en qué condiciones se encontraban aquellas personas que viven de changas o tienen trabajos irregularizados y que debido a la cuarentena no estaban percibiendo ingresos. Supuse que involucraría una encuesta anónima que serviría a la Municipalidad para el diseño de una política pública de ayuda económica a quienes lo necesiten. No tardé en darme cuenta de que en realidad se trataba de un proyecto de vigilancia y de imposición de conductas sanitarias en los barrios periféricos de Balcarce. Acompañé a mi madre que ejerce de médica en el Centro de Atención Primaria de Salud en dicho barrio, por lo que ya tenía un conocimiento previo de las familias que allí habitan. Procedió interrogando a sus pacientes para localizar vivendas donde habitaran personas mayores de 65 años. Cuando conseguía una dirección específica se dirigía al domicilio para realizar la encuesta, ésta comprendía una serie de preguntas sobre edad, género, enfermedades, composición del grupo familiar, entre otros. Cuando le pregunté qué buscaban hacer con esa información me respondió que “A los abuelos que vivan con niños van a reubicarlos en otras casas o (en caso de que se resistieran) darles máscaras y recomendarles fuertemente que se mantengan alejados de sus nietos”

Quedé atónita ante la ridiculez del gran espectáculo policíaco-sanitario del que estaba efectivamente formando parte. Solo ver las caras de les viejes cuando les asediaba con preguntas y recomendaciones, persiguiéndoles con un papelito y birome. ¿Es mayor de 65 años? ¿Vive con niños? ¡Aléjese de los niños! Son peligrosos (luego esa información debía cargarla yo en una página). Era evidente que esa gente no quería ser interrogada, analizada, procesada, incorporada en una gran base de datos a disposición del gobierno municipal y de todas las instituciones que desarrollan la VETe. Era evidente que eses viejes preferían pasar sus últimos días (¡una señora tenía 90 años!) junto a sus seres querides antes que en un geriátrico o en una casa en donde ya habían escogido NO vivir (el proyecto busca reacomodarles con otres parientes). Era evidente que no le temían a la muerte, tan ineludible, tan banal. La muerte de les ancianes no es novedad, menos la de les que viven en barrios carenciados o en pésimas condiciones. Nunca a nadie se le ocurrió encuestarles, hacer un inventario de las características de su cuerpo porque la muerte no es ni nunca fue una novedad. El Coronavirus es la excusa perfecta para justificar un censo ilegítimo (porque nunca nos preguntaron si queríamos ser encuestades y no cumple con la garantía del anonimato) además de clasista (porque para la clase media es optativo llenarlo mientras que les pobres son inducides, perseguides y coaccionades a completarlo).

Para realizar este pseudo-censo mi madre se guiaba por el conocimiento previo que ya poseía de sus pacientes, pero además, poseía una lista (como en el Proceso ¡ja!) en la que figuraba el nombre/dirección/domicilio y (muy importante) PATOLOGÍA de las personas a las que debía entrevistar a toda costa por representar un “factor de riesgo”. Me sorprendió el hecho de que las personas estuvieran categorizadas según sus enfermedades, pero luego deducí que es a lo que tiende el VETe en cierta forma. Las preguntas que hace sobre la salud de cada cuerpa son de lo más notables cuanto no terroríficas.

Otro aspecto no menos despreciable es lo des-informadas y poco críticas que resultan las personas que realizan como voluntarias este censo. Para comenzar, yo misma lo estaba haciendo con otro objetivo, pero es el caso que ni siquiera mi madre podía explicarles de manera certera a les encuestades en qué consistía y cuál era el objetivo de VETe. Se guiaba una pulsión caritativa, una acción que seguro sería de utilidad para preservar la salud del “cuerpo social”. Sólo tenía medianamente en claro que se buscaba identificar a las personas mayores de 65 años para reubicarlas, cuando en realidad este proyecto tiene implicancias mucho más complejas (un pequeño spoiler: las siglas VET significan Vigilancia Epidemiológica Territorial). En conclusión, creo especialmente peligroso que se conciba al proyecto VETe como impulsado por una suerte de pulsión humanista cuando en realidad la información que recopila es de gran utilidad económico-política.

Se sienten tan humanistas, tan filántropes del siglo XVIII. En realidad su altruismo proveniente de una convicción mesiánica en la que elles traen la salvación y la luz (de la razón) es un mal escondite para la relación de poder que ejercen sobre les pobres, porque se piensan poseedores de la potestad de invadir su privacidad en pos de un bien mayor, porque les subyugan con prácticas que no les son propias ni elegidas, constantemente, en base de sus principios academicistas totalitarios. Porque les conciben como les “necesitades” de socorro material y saberes. Socorren sin existir siquiera un preludio de auxilio (dato de color, en Balcarce no hay casos de Coronavirus registrados).

Esos profesionales meritócratas, llevan tan impregnados los valores de la burguesía que hieden a distancia. Es el vaho de la imposición moralista, de las conductas libradas de toda espontaneidad y que se sustentan en la razón científica; es la supresión de todo acontecimiento. Les pobres son el acontecimiento, el suceso en potencia. Estes profesionales de salud, esta yuta higienista, no les entienden (escapan a las maquinarias binarias del cis-tema). Les tildan de inconscientes, ignorantes, estúpides. Buscan a toda costa inculcarles nuevas formas, nuevas conductas que les son ajenas (el DIU, máscaras espaciales para evitar que le niñe contamine a un abuele, etc) . Las relaciones de poder se inscriben en les cuerpes. La nueva burguesía da inicio a una evangelización de la salud, una misión sanitaria (no es casualidad que se ejecute en Semana Santa) para arremeter contra las malas costumbres, contra el demonio portador de “ignorancia” y la in(cons)-ciencia. Misión que es avalada (si no promocionada) por el Estado, que comenzó cuando el 20 de marzo se dictó la Emergencia Sanitaria (grito de guerra) y se hizo más que evidente cuando nuestra ministra nos presentó formalmente a la ciberyuta. (¿Ven? La superchería perecerá pero sus prácticas continúan inalterables)

Ahora bien, no me sorprende en nada ya el discurso de estes profesionales, cuando se acongojan porque “les pobres” no siguen sus consejos, les eluden o se complotan para no abrirles la puerta. Entonces exclaman: ¡No se cuidan y después son los primeros que ocupan las camillas en terapia! ¿Pero las camillas no están para ser ocupadas acaso? ¿Por qué una abuela, un abuelo pobre es un okupa, quien detenta entonces el derecho a la atención pública de la salud? ¿Es una cuestión de física o de economía de recursos por la que unes tienen privilegios por sobre les otres? La cuestión es a quiénes les están guardando camillas y creo que ya lo sabemos…

Características de VETe

Fue creado por el INTA Balcarce junto a la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Mar del Plata (FCA-UNMdP), profesionales del Hospital Fossati, del municipio de Balcarce y de la UBA.

Su objetivo declarado es detectar síntomas individuales de modo masivo para influir en la cadena de transmisión de la pandemia. El sistema busca cortar el contagio social e identificar anticipadamente potenciales focos o conglomerados de infección en las localidades, pronosticar y analizar conductas individuales y sociales frente al aislamiento. Para ello emplea diversas herramientas, como encuestas autogestionadas para la clase media pero inducidas para les pobres, telefónicas, georreferenciaciones (GIS), modelización predictiva, monitoreo de casos, entre otras1.

Es un sistema que utilizando como excusa una posible proliferación de COVID-19 en la localidad, recopila información de aspectos médicos de la población; del sistema de salud; de comportamiento social vinculado al aislamiento y cuarentena y sus potenciales cumplimientos o rupturas de normas; monitoreo y seguimiento de casos.

Además, incluye la recopilación de cuestiones sociales que supuestamente (no tenemos cómo corroborarlo, solo elles conocen la base de sus principios y reglas de verdad) tienen peso en las posibilidades de control de la expansión de la enfermedad, detección de focos de contagio e intervenciones en el corte de los potenciales circuitos de propagación. También permite ver diversas características de la población en torno a cada uno de los Centro de Salud de Atención Primaria (una suerte de registro de pobreza).

Trabaja con datos “validados científicamente” (nuevamente quedamos exentas de acceder a sus criterios de validación) y en tiempo real por lo que brinda una certeza bastante alta en lo que es la proyección de la curva. Aplica también el sistema de georreferenciación, que hace posible diagnosticar dónde hay un foco infeccioso (el mismo que fue utilizado en Corea del Sur).

Claudia Palioff, asistente de Investigación, Desarrollo y Planificación de Estación Experimental Agropecuaria en INTA sostiene que “El manejo de los resultados es confidencial. El equipo que hace el seguimiento de resultados de los datos, está integrado por médicos y médicas, diversos profesionales de la salud, la DDI y el municipio. Los llamados estarán a cargo de un equipo de encuestadores voluntarios, integrado por docentes y tesistas de la FCA-UNMdP; quienes tuvieron una preparación previa y también aportaron a mejorar su diseño en la instancia de confección de los cuestionarios.

Es lícito preguntarse, no sobre la manifiesta confidencialidad de los datos recopilados para VETe y los que resultarán de él, sino de la ulterior utilidad que se le darán aquelles que tengan acceso a la gran base de datos engendrada.

“No se trata solo de saber si una persona tiene algún pico de fiebre, con algún síntoma agregado; también tenemos que poder determinar las condiciones en que vive quien fuera detectado como caso de COVID-19 […] Precisamente VETe permite predecir y analizar las conductas, puntualizó Palioff.“Los datos duros, de salud, los socioeconómicos y socioambientales potenciados e integrados, les permitirá a los municipios generar estrategias diversas y adecuadas para cada localidad2”.

Esperar que dichas estrategias elaboradas a partir de datos tan delicados como los que recopila se abstengan al diseño de políticas sanitarias para “erradicar al Covid-19” es completamente ingenuo.

A continuación presento algunas de las preguntas presentes en la encuesta3:

  1. Numero de celular como usuarie

  2. Género (mujer, hombre, no binario, prefiero no decirlo)

  3. Dónde estas haciendo cuarentena (localidad y dirección exacta con ubicación en un mapa)

  4. Sobre tu salud en general (si fumás, embarazo, hipertensión, inmunodepresión, obesidad, enfermedades oncológicas, entre otras)

  5. Consulta por síntomas en las personas con las que convivís

  6. Consulta con cuántas personas vivís

  7. Consulta ocupación (desocupade, vive de changas, estudiante, docente, entre otras)

  8. Consulta cómo te movilizás en translados diarios

  9. Consulta motivos de translados

  10. Consulta direcciones exactas de lugares a dónde te transladas

Un compendio de las razones por las que me parece criticable el proyecto VETe, entonces: carece del requisito de anonimato (falso anonimato ya que no pide nombre pero si el teléfono celular con el que es fácil identificarte), es clasista y de carácter involuntario, no se provee de información concreta a les encuestades, posibilitará la creación de una gran base de datos individualizante en manos de instituciones estatales y privadas, implica mecanismos de dominación de “los que saben sobre los que no saben”, busca imponer conductas a partir de la vigilancia y la difusión de este nuevo saber y utiliza la amenaza COVID-19 como una excusa para recopilar información privada y util de los sectores pobres de la localidad.

  1. https://www.0223.com.ar/nota/2020-4-4-8-9-0-presentan-el-sistema-de-vigilancia-epidemiologica-territorial

  2. https://ruralnet.com.ar/vigilancia-epidemiologica-territorial-estrategia-integral-con-datos-en-tiempo-real-para-la-toma-de-decisiones-frente-a-la-epidemia/

  3. https://survey123.arcgis.com/share/8b49cd41ec7f430984caddf11835bcc0