Desobediencia Cibernética

Desde la declaración de la pandemia y las consecuentes cuarentenas declaradas por los estados se han legitimado rápidamente las medidas de control cibernético. Estas posibilidades tecnocráticas ya existían, estaban allí, esperando la oportunidad para ser puestas en marcha.

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imagen por librenauta

En respuesta a las "buenas prácticas" del ENACOM

En estos días, desde la cuenta oficial del ENACOM se estuvieron difundiendo una lista de "buenas prácticas" para el uso de Internet con las que no coincidimos para nada.

https://twitter.com/ENACOMArgentina/status/1241092934847664128?s=09

El mensaje nos cae para el culo. En el medio de un aislamiento social reforzado con policía en la calle comunicando por megáfonos que tenemos que quedarnos encerrades, se nos solicita un uso “responsable” de la infraestructura de Internet.

Enacom es el ente regulador estatal dedicado a los servicios de comunicación y con este tipo de mensajes se suma al discurso que desde el gobierno refuerza la responsabilidad individual y poblacional invisibilizando las políticas sistemáticas que han hecho posible tener un servicio de salud pública colapsado como tb un mal funcionamiento de internet. A esta situación de ofrecer una lista de las buenas prácticas, un planteo con evidente tufillo punitivista, se sumó al poco tiempo un mensaje no oficial, luego desmentido, difundiendo el pánico a que internet se sature.

Pedir, de forma paternalista, que en un contexto de aislamiento social reduzcamos el uso de una infraestructura clave para sostener algún tipo de contacto afectivo, coordinar acciones de ayuda mutua o simplemente entretenernos es, entonces, irresponsable de su parte. No se trata solo de estar tranquiles y bien informades, como buenes ciudadanes, sino de poder seguir encontrándonos y cuidándonos pese al aislamiento. La realidad a cerca del cuidado de nuestras comunidades no es como la hegemonía la representa. Internet, con todas las críticas que le hacemos, es un medio que permite el encuentro.

Como viene sucediendo con muchas problemáticas que se agudizaron a raiz del aislamiento obligatorio –el hacinamiento en las cárceles, los abusos de las fuerzas represivas del estado, los efectos nocivos de los agrotóxicos en la salud, la desatención al respecto de les infectades de dengue, el oportunismo de las empresas que despiden empleades masivamente y la explotación del necropoder patriarcal asesinando mujeres cis y trans, travestis, personas trans y no binarias cada 23 horas–, el problema de la conectividad ya formaba parte de nuestra vida cotidiana. Es decir, lo que está de fondo en el pedido del ENACOM es la incapacidad de sostenerse que tiene el estado actual de la infraestructura de red, y esto es debido a la sobreventa de ancho de banda que hacen los proveedores de Internet donde, encima, les pobres tenemos que abonar más por un servicio malo que no tiene la inversión necesaría como para dar lo que ofrece, es evidente, por ejemplo, la falta de inversión en tendido de fibra óptica. Como si fuera poco se le suma que la gestión técnico-política de esta infraestructura funciona, también al servicio de coroporaciones como Whatsapp y Mercadopago, proporcionando conexiones gratuitas a estas empresas, vulnerando de esta forma la neutralidad de la red.

Nuestro reclamo: ¡Internet libre y accesible sin restricciones para todes!

Les piratas entendemos que el pedido del ENACOM de buenas prácticas se aprovecha y abusa del nuevo sentido común que el aislamiento obligatorio proyecta sobre las relaciones sociales e invisibiliza la organización política y burocrática que atraviesa la gestión “técnica” de la sociedad.

Al poner a les usuaries como objeto directo de esa gestión, se esconde la dimensión logística del poder dando continuidad al paradigma clásico de la política: quedan en las sombras las condiciones materiales de existencia de la vida, desvinculándolas por lo tanto de lo político, lo (re)productivo, lo doméstico, lo económico, así como de su importancia para la supervivencia y la vida cotidiana.

Entonces, nos queda claro que, si nos piden buenas prácticas es para no habilitar el debate en torno a las políticas que gestionan el funcionamiento de Internet. Se prescribe un funcionamiento de Internet por fuera de la agenda pública, planteando una forma silenciosa de ejercer el poder.

La amenaza de la saturación funciona como una medida adoctrinante.

Estamos viviendo en el mundo ideal del capitalismo cognitivo y el control cibernético, donde desde nuestrxs dispositivxs generamos plusvalor al mediar nuestras afectividades y creatividades a través de plataformas dedicadas a su conversión y procesamiento en forma de información. Irónicamente, ¡ni siquiera tienen la infraestructura preparada para sostenerlos!

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